martes, 1 de noviembre de 2011

Dos de noviembre de 2011

¿Dos de noviembre de 2011? ¿En serio, tanto tiempo ha pasado ya?, madre mía…

Pero en realidad, mira, han pasado un montón de meses y todo está descolocado, desordenado; un billón de piezas de puzzle salpicadas, mezcladas unas con otras, de todas las formas y colores.

Voy a cumplir 22 años, psss, como si son 18, 23, 24… No veo ninguna diferencia más allá del oxidamiento físico que me proporciona el paso del tiempo.

Y el caso es que me molesta mucho cambiar aficiones de antaño por nada, simplemente nada; y las perpetuas dudas, inseguridades, sueños y holgazanerías dejadlas intactas, silenciosas e inmutables, con el por culo que dan.

¿22?, quizás aún para mí cumplir 22 no signifique nada, a lo mejor aún no tendría que darle tanta importancia; desde luego no es lo que esperaba cuando tenía cuatro años menos…

¿Qué coño tiene que ocurrir para que haga algo de verdad? La realidad es que, estoy tan cómoda que me siento a quejarme, a planear cosas que quiero hacer, y encima lloriqueo porque no me levanto y lo hago, y me frustro, y lo mejor de todo es que el problema no está en esa comodidad. ¿Entonces?

Pues que es dos de noviembre de 2011, son las 2:54 de la madrugada y estoy escribiendo esta tontería en aquel blog, que empecé el 17 de enero de 2010 a las 09:08 de la noche; bajo la luz de la pantalla de mi portátil, metida en la cama y escuchando el CD “End Has A Start” de Editors.

Y nada más.