viernes, 5 de febrero de 2010

Día 20.- Todo está conectado.

¿Por dónde empiezo?

Quiero decir demasiadas cosas y hoy no me apetece privarme de nada.

Es extraño darse prisa en llegar a casa cuando nadie te espera, cuando sabes que allí no habrá nadie y hoy será la primera noche que paso sola entre estas paredes.

Hoy nos vimos Samu y yo después de demasiado tiempo, le enseñé “Erase me” y le ha faltado tiempo para colgarlo en su blog…jajajaja, muchas gracias, y no solo por eso, sino por lo que hoy hemos hablado, por tu apoyo, por tus palabras, por el pasado, por el presente y por la sinceridad.

Después de ver “Erase me” de nuevo, y realmente voy a verlo una y otra vez, porque me lo pide el cuerpo, tengo que sincerarme, me da igual, suelo ser más reservada para esto, pero hoy no me apetece, hoy necesito escribir, necesito hablar, necesito decir muchas cosas:

Desde hace mucho tiempo me encuentro en un bucle del que no consigo salir, por el que inconscientemente voy impregnando todo lo que escribo y hago, mis obsesiones, que supongo que en realidad son lo que soy, van pegándose como sanguijuelas y chupando la sangre de todo proyecto.

Y es que, los personajes de “Erase me” soy yo, ambas sensaciones en un mismo cuerpo; y ya que Samu lo ha visto, porque necesitaba que lo viera, ahora…deseo que lo vea otra persona, pero eso es más complicado, no hablamos desde hace mucho y no sé si llegará a ver el corto, ni si me lo dirá, ni si leerá mis palabras, pero mentiría si dijera que no pensaba en él cada vez que el corto cogía más forma, que lo sentía intensamente en cada segundo de rodaje, que mientras grababa las locuciones cerraba los ojos y viajaba al pasado, que cada vez que veo el corto nos veo reflejados, no lo planee, y ocurrió, y quizás por eso me siento más unida al corto, porque es mi realidad, soy yo, con la ayuda de Conrad…

¿Y ahora? No paro de hacerme esa pregunta.

¡Joder! Después de tanto movimiento, de culpabilidad, de deseo, de necesidad, de confusión, de felicidad, locura, de alegría, de surrealismo, de egoísmo, de miedo, de lujuria, de bucle…

No me queda más que reírme mientras se me saltan las lágrimas y decir…

Gracias, gracias por quererme tanto, por abrazarme cuando no lo pido, por tenerme en cuenta, por preguntarme, por ser las personas más maravillosas que he conocido y posiblemente que conozca en toda mi vida, por hacerme reír, por hacerme pensar, por pararme los pies cuando no tengo razón, por enseñarme tanto, por escucharme, por estar conmigo en casa, en clase, en la calle, de fiesta, con proyectos, en mi cama, en la tuya, en Almuñécar, en Granada o en otro cualquier lugar…

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